El especial clima de este enclave del corazón de La Mancha, a más de 780 metros de altitud y su característico suelo calizo, exige máximo esfuerzo y dedicación para obtener recompensas en forma de uvas de alta calidad.
El contraste entre la aridez y sequedad de los veranos y el rigor de los meses de invierno con escasas lluvias curten y definen la personalidad de nuestros viñedos. Sólo en estas condiciones, deliciosamente extremas, se asienta la vid regalando vinos de alta expresión con el carácter propio de esta tierra.