En 1989, la bodega era una realidad equipada con los más modernos medios para la elaboración de vinos de calidad. En el campo se puso en marcha una reestructuración del viñedo que supuso la renovación de las plantaciones de Airén, variedad autóctona, y la introducción de otras nuevas: Macabeo o Viura y Sauvignon Blanc. Y dada la gran carencia de variedades tintas, empezaron a aparecer plantaciones de Cencibel o Tempranillo, Cabernet Sauvignon, Merlot, Syrah, etc.