Rojo cereza con ribete picota, capa media alta, lágrima que tiñe la copa. En nariz hay buena carga frutal, sobre todo fruta roja y cereza que se acompaña de un recuerdo de hojarasca, sutil cuero y tonos almizclados, balsámico. En boca es donde destaca este vino. Carnoso, tanino que aporta estructura, te hace salivar. Fresco, con buena acidez y persistencia en la que nos devuelve el recuerdo de la cereza, ciruela en su punto de maduración y detrás de la fruta, el recuerdo de su paso por barrica. Catado en 2020 es un vino que mejorará en los próximos 4 años donde alcanzará la máxima expresión.