la vendimia del Chardonnay comenzó la madrugada del 23 de agosto, en su punto óptimo de madurez. El estado sanitario de los racimos era impecable, lo que permitió macerar el mosto en frío con sus pieles durante unas horas para que pudiera enriquecerse en sabor y aromas. Posteriormente, tuvo lugar un escurrido en la cuba de maceración y la fermentación del mosto flor por separado para dar lugar al vino. Tras ser filtrado, el vino fue embotellado a finales de noviembre.