ENATE se arraiga en unos orígenes espectaculares y bellos. La historia y la cultura de la que forma parte es universal y trasciende en sus contenidos a los más íntimos deseos del hombre por obtener de la naturaleza, respetándola y amándola, los maravillosos productos que nos ofrece. Por ello nuestra bodega, desde sus comienzos, se ha cimentado en una cultura autóctona que sorprende por sus bellísimos matices y contenidos. Nuestro primordial objetivo es, respetando los conocimientos que nos ha trasmitido nuestra historia, y adecuando la más alta tecnología existente en la actualidad, conseguir los mejores productos con los mejores frutos de la tierra.
ENATE se define a sí misma como una bodega de nuestro tiempo. Una residencia del vino aséptica y funcional sin nada que ver con la imagen oscura y subterránea que tiene el moho húmedo y espectral como protagonista.
Los nuevos tiempos parecen tener sus mejores aliados en el diseño y las formas. Las instalaciones están trazadas con precisión geométrica.
En ellas se repiten un ritmo de rectas y aristas que ignoran la línea curva (las formas redondeadas son patrimonio exclusivo de la barrica).
El arquitecto ha captado desde el primer momento la intensa luminosidad de esta región y la ha trasladado a los espacios interiores, de forma que aún dentro siempre queda la sensación de estar un poco fuera. Es quizás el mejor ejemplo de este juego entre naturaleza y arquitectura.
Al amparo de los Pirineos o más exactamente al Somontano - esto es \\\"al pie de la montaña\\\"- en la zona nordeste de la provincia de Huesca se alinean las 4.739 hectáreas de esta denominación. Encrucijada de influencias diversas, tiene el cielo claro y limpio del Mediterráneo y los aires húmedos atlánticos que le llegan desde el Cantábrico. En el choque entre ambas fuerzas, la cadena montañosa despeja las nubes y suaviza las temperaturas creando unas condiciones climáticas que permiten que la uva madure lentamente, consiguiendo una acidez más elevada que da a sus vinos un toque europeo.
El paisaje que rodea a las personas marca su carácter, deja una impronta en su pensamiento, en la forma de trabajar y de entender la vida. La belleza y el sosiego del paisaje del Somontano son una lección diaria de cómo deben hacerse las cosas. Nos limitamos con toda humildad a aprender de la perfección que nos rodea y estimula. La riqueza de matices de esta tierra nos enseñó a respetar el medio ambiente, y con ellas aprendimos también la sencillez que hay que tener para saber interpretar nuestro entorno y manifestarlo al mundo tal y como es. Tal y como hemos aprendido a verlo. La cultura de ENATE no obedece a la casualidad. Cada una de sus acciones responde a una forma muy determinada de entender la Naturaleza; y entender la Naturaleza es respetarla